Era un día perfecto. Uno de estos días sin nubes en que hace la temperatura perfecto. Uno estos días cuando el sol envuelve la piel en un abrazo tibio y reconfortante. Uno de estos días que te sientes tan seguro que nada mal podría pasar en un clima tan acogedor. En uno de estos días, un grupo de amigues se sentían juntes en la hierba de un parque. Mientras almorzaban, hablaban entre sí, se reían, y lo pasaban muy bien. Había sido mucho tiempo desde que comieron juntes. Aunque vivían en la misma ciudad, con los trabajos y las familias creciendo, era casi imposible encontrar una hora que convenía a todes. Pero hoy fue diferente y les amigues disfrutaban de cada segundo que tenían juntes antes de volver a sus vidas normales. De repente, vieron que una mariposa apareció en el centro de manta. Era preciosa, más grande que las mariposas que solían ver en estas partes, casi el tamaño de una palma de sus manos. Era un azul brillante y su color titilaba en los rayos del sol. Aleteó las alitas